Alcalde de Seattle pide remover estatua de Lenin en EE.UU.


Seattle, 18 de agosto. El alcalde de Seattle Ed Murray ha pedido que tanto el monumento a los soldados confederados en el cementerio Lake View en Capitol Hill, así como la estatua de Vladimir Lenin en Fremont sean removidos. Según Murray ambos monumentos “representan la injusticia histórica y son símbolos del odio, el racismo y la violencia”. La oficina del alcalde ha dicho a RIA Novosti que esta declaración sólo representa la opinión personal del alcalde.

Recientemente, en los Estados Unidos se reanudó una campaña de demolición de monumentos confederados, que representan los Estados del Sur durante la Guerra Civil entre 1861 y 1865, respectivamente; considerados por sus detractores como símbolos en favor de la esclavitud. En este contexto ocurrió un atropellamiento mortal en Charlottesville, Virginia, donde tres personas murieron. Manifestantes antifascistas y activistas de izquierdas se enfrentaron a supremacistas blancos, entre ellos miembros de organizaciones neonazis y el «Ku Klux Klan», por el derribo de una estatua del general confederado Robert E. Lee.

Un grupo de partidarios del presidente Donald Trump decidieron iniciar una protesta frente a la estatua de Vladímir I. Lenin el miércoles, portaban carteles en los que se leía  «Lenin es Hitler» y «Derribenlo» llamando a su demolición. La declaración de Murray, publicada el jueves, fue mucho más radical que su intervención anterior, en donde expresó su preocupación por el monumento confederado en el cementerio de Seattle. Por esta razón el cementerio de Lake View fue cerrado el miércoles, tras recibir amenazas relacionadas con este llamado. El monumento confederado fue erigido en 1926 por la Hijas Unidas de la Confederación cerca del cementerio de Lake View, un campo donde yacen enterrados los soldados que lucharon en la Guerra Civil estadounidense.

La reacción del Partido Comunista de la Federación Rusa ha sido condenar la destrucción de monumentos históricos en EE.UU. y han hecho un llamado a respetar la diversidad de los monumentos en ese país, informó RIA Novosti. En la antigua Unión Soviética las leyes constitucionales obligaban a cuidar los monumentos históricos, considerados por el Estado soviético como un patrimonio del país que debía ser preservado, independientemente de su significado político. Es por esta razón que, por ejemplo, varios monumentos históricos dedicados a los zares han sido preservados a lo largo de los años en Rusia.

A su vez, el primer vicepresidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma Estatal de la Federación Rusa y miembro del Partido Comunista Dmitry Novikov dijo a RT que: «Lenin era un opositor de la esclavitud en cualquier forma y de cualquier tipo de violencia social, él hablaba en nombre de la justicia y la libertad, por eso creó un partido que ha luchado constantemente contra la autocracia». Según Novikov, este llamado de Murray se trata de otra manifestación de «actitud anti-soviética, sentimientos anti-comunistas y rusofobia», – dijo.

El monumento de Lenin fue creado por el escultor búlgaro Emil Venkov desde 1981 hasta 1988, mide 16 pies (5 metros) de alto y pesa más de 7 toneladas. El escultor tardó diez años en completar la obra, pero fue retirada silenciosamente tras la Revolución de Terciopelo en 1989. Luego de eso fue traído a EE.UU. desde la antigua República de Checoslovaquia, transportado por el profesor estadounidense Lewis E. Carpenter, quien lo compró por $ 40.000 dólares (aproximadamente $ 80.000 dólares en 2017), con el fin de evitar que fuese destruido y fundido.

El interés inicial de Carpenter era preservar la estatua por su mérito histórico y artístico, por ello buscó un nuevo emplazamiento para el monumento. Además de eso, solicitó la aprobación por voto del Ayuntamiento de Seattle y el Ministerio de Cultura de Eslovaquia; que finalmente recibió en junio de 1993.

Carpenter hipotecó su casa para salvar el monumento y planeaba emplazarlo frente a un restaurante eslovaco, sin embargo murió en un accidente automovilístico en 1994. Actualmente la estatua de Lenin está valorada en $ 300.000 dólares por la familia del profesor Carpenter, técnicamente ha estado en venta desde que fue instalada en su actual ubicación, hace más de 20 años. Desde que fue exhibida al público se convirtió en un punto de referencia en Seattle y objeto de curiosidad de los artistas, para quienes representa la naturaleza peculiar del barrio artístico, cuyo lema es Libertas Quirkas (la libertad de ser peculiar). A menudo es decorado apropiadamente o vandalizado, por diversas intenciones, caprichosas como serias.

Tanto el monumento confederado, como la estatua de Lenin; están ubicados en propiedad privada y no bajo jurisdicción del ayuntamiento de Seattle. Sin embargo, Murray piensa que deberían ser removidos: «Debemos eliminar todos estos símbolos, sin importar la afiliación política que se les haya asignado en las décadas desde que fueron erigidos. Esto incluye tanto los monumentos confederados, así como estatuas que idolatran al fundador del régimen autoritario soviético», dijo Murray.

Una petición en Change.org para remover el monumento confederado tiene más de 5.000 firmas. En todo el país, grupos han denunciado los monumentos y memoriales históricos dedicados a los soldados confederados.

«Nunca debemos olvidar nuestra historia, pero tampoco debemos idolatrar a figuras que han cometido atrocidades violentas y han tratado de dividirnos en base a quiénes somos o de dónde venimos», dijo Murray.

Roberta Brudevold, de 86 años, de Puyallup, cuyo bisabuelo luchó en la Guerra Civil por la Confederación y se trasladó al barrio Queen Anne de Seattle, después de la guerra, dijo que se opone a quitar el monumento del cementerio Lake View porque representa una parte de la historia. Brudevold, quien enseñó historia en la escuela de secundaria durante años, dijo que su pariente luchó por «los derechos de los Estados» en lugar de por los grandes terratenientes que controlaban la esclavitud, y que, al igual que los involucrados en cualquier movimiento de la historia, él y otros «creían en lo que estaban haciendo».

En Ucrania, por ejemplo, tras el colapso de la URSS no se propuso ninguna iniciativa para retirar los monumentos soviéticos. Más recientemente, las nuevas autoridades ucranianas han hecho un gran esfuerzo tardío en declarar su independencia del pasado comunista. La medida consiste en cambiar los nombres de las calles y plazas construidas en la época soviética, también se han demolido más de 1.300 monumentos y removido casi 2.500 símbolos soviéticos.

El actual gobierno Ucrania afirma que ha concluido con éxito la tarea de »descomunización» del país, sin embargo la medida ha traído más división entre la sociedad, sumado al conflicto separatista en el este donde, según la ONU, las víctimas mortales ya superan las 9.000 personas. De acuerdo con una encuesta sociológica realizada en abril de 2017 el 40% de los ucranianos está en contra de la política de »descomunización». Se estima que en Ucrania aún existen más de 1000 monumentos de Lenin en los territorios separatistas, otros 183 en Crimea, que en la realidad geopolítica ya no está bajo jurisdicción de Ucrania.

En los Estados Unidos hay al menos tres monumentos del fundador de la Unión Soviética, uno en Nueva York, el de Seattle y otro en Los Ángeles, respectivamente.

Fuente: THE SEATTLE TIMES / RIA NOVOSTI / Wikimedia Commons.

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